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El Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá

Llevan apagando llamas 130 años, o por lo menos sobre el papel, ese que hecho decreto se firmó el 14 de mayo de 1895, después de que la iniciativa realizada por el general Marcelino Gilibert fuera aceptada por Miguel Antonio Caro, entonces presidente de la República.

Y decimos sobre el papel, porque ya en Bogotá se habían apagado varios incendios. Por ejemplo, el ocurrido en diciembre de 1889, que por poco acaba con la zona comercial ubicada en la hoy calle 13 con carrera Séptima, lugar que ya era un “hervidero” de gente.

Aquel fuego, que duró varios días, dejó más que cenizas: un grupo de voluntarios dispuesto a apagar llamas. Antes no lo había, por lo que meses después de que transeúntes y comerciantes echaron mano de bateas con agua y de ruanas para calmar las llamas, el general Rafael Reyes, entonces Senador, se dio a la tarea de armar un grupo de apagafuegos, el cual unió a una sección de la Policía Nacional. Fueron 55 los voluntarios y un poeta, José Asunción Silva, o por lo menos eso se cuenta, con orgullo, en la historia del Cuerpo Oficial de Bomberos.

De cualquier forma, ese cuerpo de voluntarios del general Reyes, es el primer grupo de bomberos del que se tiene referencia en Bogotá, ya hace 135 años, y que vaya uno a saber como se enteraban de los incendios. Imaginamos que por las humaradas que debían ser visibles para todos los que habitaban la que era entonces una brumosa aldea, alejada de aparatos telefónicos y más de una línea de emergencia.

Tirados por caballos, primer cuerpo de bomberos de la capital colombiana.

Cinco años después, ya en 1895, algunos de esos primeros voluntarios, más otros, y ya con decreto firmado, se ubicaron en la hoy calle Décima, en un cuartel marcado con la nomenclatura 18-75. Desde ese lugar y bajo el mando de Alejandro Lince, los bomberos empezaron a maniobrar un carro cisterna tirado por caballos, más cubos y grandes botas hechas en cuero. Era esa la maquinaria de entonces para apagar los incendios de Bogotá.

Sin incendios que apagar

La escasez de fuego en la ciudad significó la primera crisis del naciente cuerpo de bomberos. Resulta que en la lluviosa capital no había espacio para los incendios, por lo que se tuvieron que cerrar por periodos las puertas del cuartel.

Con urgencia se tuvieron que abrir esas puertas en 1918 cuando el teatro Colón estuvo a punto de arder, como también lo estuvo unos meses después el Municipal. Hoy el Colón sigue en pie gracias a las maniobras de ese primer Cuerpo de Bomberos de Bogotá, que tras esos dos incendios decidió fortalecerse más incrementado su pie de fuerza. No tuvo la misma suerte el Municipal que “ardió” por cuenta del modernismo.

Pero no solo llegaron más voluntarios, también, hacía 1928, cinco máquinas marca Mack y un automóvil de comando Hopsmobile que hoy se conserva como prueba de su historia. Fueron estos los equipos que enfrentaron la otra emergencia que llegó con el Bogotazo del 9 de abril de 1948. No en vano se dice que ese día Bogotá ardió. Entonces, la maquinaria fue controlada por el personal en doble turno, y así controlar el fuego ya extendido por el centro de la ciudad. Pero el cuerpo de bomberos terminó sin las máquinas extintoras que fueron presa de la ira y el vandalismo provocado por el crimen de Jorge Eliecer Gaitán.   

Un año y algunos meses más tuvieron que pasar para que el entonces alcalde de la ciudad, Fernando Mazuera Villegas, adquiriera nuevas máquinas al tiempo que abrió tres estaciones: Central, Norte y Sur.

1951, año en llamas

Esas cuatro estaciones enfrentaron, en 1951, la tragedia ocurrida el 13 de agosto cuando las municiones del Ministerio de Defensa explotaron. Cinco días después, por poco se prende totalmente uno de los almacenes Ley; el que, si ardió, el 7 de diciembre, fue el Bazar de Veracruz. Y a punto de echarse a perder entre las llamas, el 20 de diciembre, estuvo el Colegio San Fason.

Ardió Avianca

Cortas resultaron las mangueras de los bomberos para alcanzar las llamas del edificio Avianca

El lunes 23 de julio de 1973 se incendió el entonces edificio más alto de Colombia: el de Avianca ardió del piso 14 hacia arriba (ver: Y Avianca Ardió). Fue la primera emergencia en las alturas que enfrentó el cuerpo de bomberos en sus 78 años.

Ya para entonces, y desde la década de los años 1960, el Grupo de Rescate y Salvamiento Acuático hacía parte de la institución, así como una mejor maquinaria. Pero ante la altura del edificio de Avianca, las mangueras resultaron cortas, y largo fue el valor del que tuvieron que echar mano los bomberos para rescatar a más de 300 personas.

El Palacio en llamas

Con la llegada del Grupo Especializado de Rescate y el de las mujeres, en 1976, llegaron más estaciones: Puente Aranda, Ferias, Kennedy y Fontibón. A la vez se inició la construcción del Comando de Bomberos.

Fueron los integrantes de este nuevo cuerpo, y más bomberos, los que vieron arder, en 1985, el palacio de Justicia. En plena plaza de Bolívar, no solo intentaron controlar las llamas sino socorrer víctimas.

Una semana después, el 13 de noviembre, el cuerpo de bomberos pasó del fuego al lodo, cuando viajaron a participar en el rescate de los sobrevivientes de Armero tras la explosión del volcán Nevado del Ruíz.

Llamas de 100 metros

Tres años Antes de la tragedia de Armero, otro 13, de diciembre, y pasadas las 10 de la noche, el cuerpo de bomberos de la ciudad enfrentó llamas que superaron los 100 metros y que nacieron con la chispa que se produjo en el más grande de los tanques de una estación de gasolina ubicada en el sector de Puente Aranda.

En medio de la oscuridad de ese lunes, y del resto de la semana, desde varios puntos de la ciudad se pudo apreciar el infierno que amenazaba no solo ese sector sino el vecino, pues durante los cuatro días siguientes, las llamas amenazaron con alcanzar otros tanques. El Cuerpo Oficial de Bomberos y el de la Defensa Civil, lo evitaron.

Eso, para hablar de tragedias que tuvieron en vilo al país, porque ya con la línea de atención son incontables los fuegos apagados por el Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá, ese mismo que hoy cumple 130 años pendiente de su ciudad.

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