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Hockey sobre la plazoleta de San Diego

Poco tiempo había trascurrido en Bogotá tras los hechos ocurridos el 9 de abril de 1948 cuando un grupo de jóvenes, que no llegaban a los 15 años, se tomó – los domingos y días feriados- la entonces plazoleta de San Diego para jugar partidos de hockey sobre patines.

Aquellos días hacen parte del génesis de este deporte que nació para Colombia en su capital. Juan Busquets, Fernando Campuzano y Ernesto Potdevin fueron tres de los integrantes de este primer equipo que se habría formado tras las clases impartidas por un español miembro de la Congregación de los Hermanos de La Salle: Manuel Jiménez que, como hermano lasallaista, vio en el deporte que era furor en su país una manera de cumplir su misión ante Dios atendiendo y cuidando a los jóvenes bogotanos.

El público que rodeaba la cancha ubicada en lo que hoy es la carrera Décima con calle 26, no entendía las reglas del juego, pero seguían con interés los encuentros que poco a poco se extendieron, algunas veces por el acoso de la Policía, a otros barrios de la ciudad: San Bernardo, Ricaurte, Eduardo Santos, Colombia, Santa Lucía o la plaza España, entre otros, y desde donde se vio el nacimiento del Hockey sobre patines en Bogotá.

Básicamente lo que veía aquella gente: soldados, niños, vendedores de dulces y caminantes, estos provistos de abrigo o ruana encima de su vestido, era un partido de fútbol – que en Colombia recién estrenaba su paso al profesionalismo – jugado sobre patines. Toda una novedad. Dos equipos con cinco jugadores cada uno, incluido un arquero, se enfrentaban encima de unos patines con base metálica, con uñas que se enganchaban a sus zapatos – casi siempre una bota de media caña- para rodar sobre ruedas también metálicas.

Los palos (sticks) eran rudimentarios, y provenían de los árboles de parques aledaños. Las pelotas eran las que estaban a la mano: las de tenis o beisbol, eso sí, recubiertas con buenas capas de esparadrapo para alargar su resistencia al asfalto de aquellos días que se agrietaba entre el calor y la fricción de las ruedas metálicas. De uniformes un pantalón de dril para todos y camiseta, del casco para protegerse, ni hablar.

El templete de Bolívar, la iglesia de San Diego y la Plaza de Toros de Santamaría atestiguaron aquellas tardes bogotanas que fueron el inicio de un deporte, el Hockey sobre patines en Bogotá, que pronto tuvo sus competencias profesionales.

Fue la Feinco, una organización que se encargó de llevar el deporte a todas las clases sociales reuniéndolos bajo su bandera, la que en 1950 presentó al hockey en sociedad. Junto al fútbol, básquet, ciclismo, patinaje y tejo, el deporte que unos años atrás enseñó a los jóvenes bogotano el español Manuel Jiménez, fue presentado como un deporte popular en Bogotá.

Ese mismo año se fundó la Liga de Cundinamarca, el departamento que por entonces abarcaba a la capital administrativamente. Ya, para entonces, la marca deportiva Bustamante Deportes había traído a sus almacenes patines acordes para competir: Glober, Rueda Roja, Winchesger y Chicago eran los más cotizados por los jóvenes que practicaban a la vez el patinaje y el hockey patín: un partido y una carrera el mismo día, era lo usual para aquellos deportistas que como Maurice Gaitskel, un bogotano de abuelos ingleses que se marchó a Medellín impulsando este deporte en esta ciudad – y otras- compitieron en una diciplina que hoy son dos.

Seguidamente llegaron los primeros campeonatos donde compitieron, entre otros, los clubs pioneros: el CIP (Club Independiente de Patinadores), el Andino o el de El Tiempo. Todos ellos contribuyeron al auge del hockey en otros departamentos. Un movimiento que dio origen a la primera Olimpíada Nacional de este deporte, en 1952, en la que se anunciaron equipos de cinco departamentos: Cundinamarca, Santander, Valle, Boyacá y Guajira agrupados en la ya naciente Asociación Nacional de Hockey.

Este primer campeonato se realizó en el bogotano Colegio San Bartolomé de la Merced, y según se supo después, los departamentos en realidad fueron representados por equipos bogotanos como Santa Fe, Sedalana, Millonarios y El Tiempo.

Este deporte, que empezaron a verlos bogotanos en la plazoleta de San Diego, ha representado a Colombia en varios mundiales de diversas categorías logrando grandiosas participaciones, incluido un campeonato. También sobre el hielo donde la selección femenina ha sido bicampeona mundial. Un deporte con grandes logros que sin embargo no es tan popular para los colombianos como lo fue en los barrios bogotanos de los años 1950.

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