El Milagro de la Sal

Las difíciles condiciones en que laboran los trabajadores de las minas de sal constituyen el marco en el que se desarrollan esta cinta estrena hace ya 66 años. De su guion hacen parte los conflictos entre los patrones, directivos y mineros. Una exploración por el interior de la mina, un casto y humilde romance, se convierten en una difícil andanza a la espera de un milagro.

Un periodista, del diario Imparcial de Bogotá, da inicio al drama al recordar el caso de una tragedia ocurrida en los socavones en 1932. Tras investigar los sucesos viaja al lugar para entrevistar a uno de los pocos sobrevivientes de la explosión que mantuvo incomunicados durante varios días a los mineros.

La película, en blanco y negro de 35 mm, hace parte de los inicios del cine colombiano. Fue proyectada en las salas en 1958 y fue invitada al prestigioso Festival de Cine San Sebastián en España, donde la crítica valoró su dramatismo y belleza.

Fue rodada principalmente en la antigua Catedral de Sal de Zipaquirá y dirigida por Luis Moya, un dibujante, pintor, arquitecto, escenógrafo, letrista y director de cine mexicano que llegó a Colombia en 1931 y se quedó hasta morir en 1966. El Milagro de la Sal contó con actores naturales y es protagonizada por el maestro David Manzur, junto a Julio E. Sánchez Vanegas, Teresa Quintero, Bernardo Romero Lozano, Hugo Pérez, Alberto González, Betty Valderrama, Eduardo Olaya y Enrique Jordán.

Hace un año, en el diario El Nuevo Siglo, David Manzur recordó la película: “En esa época el cine no contaba con los avances técnicos de hoy en día. El director Luis Moya y el productor decidieron hacer una obra medio misteriosa, por lo que nos adentramos en una finca para poder grabar la historia. Tengo una anécdota muy simpática: por ejemplo, había unas viejitas que el director logró reunir para hacer la grabación de una gran marcha en reclamo por sus hijos que habían desaparecido en la mina. Una de ellas se me acercó y me dijo: ‘no traje plata para el retrato’, ella creía que le iban a hacer un retrato. Entonces, cuando había que disparar para que salieran corriendo y hacer la escena, ellas salieron corriendo en dirección contraria creyendo que era un accidente o que había un tiroteo, eso se volvió un disparate y no hubo manera de convencerlas de que volvieran”.

La cinta, más allá de su valor artístico, recupera la memoria de una zona del país.

¡Disfrútenla! 

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